Las consecuencias y los efectos del acoso escolar pueden manifestarse en el alumnado de muchas maneras. Muchas señales que apuntan al acoso pueden ser también el resultado de otros problemas en la vida del niño, niña o adolescente. La enfermedad repentina de un familiar, el divorcio de sus progenitores, conflictos entre padres, madres y hermanos o el desempleo pueden complicar la vida de toda la familia y manifestarse en algunas personas como un comportamiento sintomático. En este sentido, las señales que se describen a continuación no son únicamente señales de alguien que sufre acoso. Cabe recordar también que los padres y madres son los que mejor conocen la manera en la que expresan sus hijos e hijas la frustración y detectan cuándo algo no va bien. Normalmente, la pista más evidente es un cambio en el comportamiento del escolar. Si, por ejemplo, un alumno al que anteriormente le gustaba la escuela deja de tener interés o incluso la evita, es razón suficiente para estudiar la situación detenidamente y analizar lo que ha provocado ese cambio repentino. La forma más clara y directa de abordar la situación es sacar el tema. Sin embargo, hay que tener en cuenta que es probable que un niño, niña o adolescente no esté dispuesto a hablar de la situación, ni siquiera con sus padres o madres. Es importante establecer normas básicas para las conversaciones, como hablar de manera respetuosa y transmitir apoyo. Es posible que sea necesario también contactar con el tutor o tutora de la clase o el equipo KiVa de la escuela.
|
|
A diferencia de antes, el alumno o la alumna...
|
|
|
Los padres y madres son los que mejor conocen a sus hijos e hijas y la manera en la que expresan su frustración. A menudo, un indicador clave es un cambio con respecto al comportamiento anterior; por ejemplo, un niño al que antes le gustaba ir al colegio ya no quiere ir. Si no parece que haya una razón evidente para el cambio, sería recomendable hablar con el niño y el personal de la escuela sobre la posibilidad de que esté sufriendo acoso.
|
|